El cerebro, como el resto del cuerpo, cambia a medida que envejecés. Muchas personas notan una reducción gradual de la memoria o en la agilidad mental a medida que envejecen. Puede tomar más tiempo pensar en una palabra, recordar el nombre de una persona o resolver un simple cálculo.
Los problemas cognitivos pueden ser mayores de lo que se espera y pueden presentas algunos de los siguientes síntomas o todos ellos:
Si padecés un deterioro cognitivo leve, también podés manifestar lo siguiente:
Las vitaminas y los minerales tienen muchas funciones en el sistema nervioso que son importantes para la salud del cerebro. Se ha sugerido que varios suplementos vitamínicos y minerales diferentes podrían ser útiles para mantener la función cognitiva y retrasar la aparición de la demencia.
La relación causa-efecto entre estado nutricional y deterioro cognitivo. El origen y desarrollo del deterioro cognitivo se debe a múltiples factores, y entre ellos la edad es el de mayor riesgo. Sin embargo, más allá de la edad, la manifestación del trastorno y su evolución pueden verse acelerados por otros factores, como el estado nutricional del paciente, estados de ansiedad o depresión, consumo de fármacos, enfermedades vasculares, degenerativas, infecciosas, tóxicas y carenciales, neoplasias, diabetes, hipercolesterolemia, hipertrigliceridemias o hipertensión, etc.
Las consecuencias que el estado nutricional tiene sobre los procesos cognitivos son de especial relevancia; además de sus efectos directos, la malnutrición provoca un deterioro de la condición física, una disminución del rendimiento intelectual y una merma de la efectividad del sistema inmunitario, por lo que la vulnerabilidad frente a la mayoría de alteraciones del organismo se ve también aumentada.
La relación manifiesta entre el deterioro cognitivo y el estado nutricional se plantea como un círculo causa-efecto que se retroalimenta: la malnutrición facilita el desarrollo y agravamiento de la enfermedad y, a su vez, la persona con deterioro cognitivo tiene un alto riesgo de empeorar su estado nutricional.
Siguiendo con este planteamiento causa-efecto, la alimentación, como fuente de nutrientes, puede tener una gran repercusión en la prevención de la enfermedad, del mismo modo que el trastorno, en su desarrollo, puede modificar los hábitos alimentarios y deteriorar el estado nutricional del paciente, lo que supondrá un peor pronóstico y un mayor riesgo de morbimortalidad.
Estudios llevados a cabo hasta el momento han permitido establecer la función específica de algunos nutrientes. Dado el carácter esencial de todos ellos, una dieta adecuada debe garantizar el aporte de estos nutrientes, ya que no es posible su síntesis endógena.
Para tener una feliz mente, vitaminas minerales y nutrientes son necesarios para que la alimenten.