Debemos centrarnos en la triste realidad que la mujer sufre desproporcionadamente por la falta de servicios de salud adecuados, incluyendo servicios de salud materna y de planificación familiar, por la discriminación de la que es sujeto, y por la victimización debida a la cultura.
En el Plan de acción para la salud de la mujer, el niño, la niña y adolescentes 2018-2030, aprobado por el 56.o Consejo Directivo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), se insta a abordar las causas inmediatas de la mortalidad, la morbilidad y la discapacidad prevenibles en mujeres, niños, niñas y adolescentes, así como sus determinantes subyacentes, en el marco de los derechos, el género, el curso de la vida y la diversidad cultural, a fin de promover el desarrollo, la salud y el bienestar positivos.
El plan, que se alinea a la estrategia global de la OMS en el tema, cuyos tres ejes son sobrevivir, prosperar y transformar, apunta a fortalecer la salud y reducir las inequidades en torno a ella.
Datos de la Organización Mundial de la Salud sobre Paraguay enseñan que uno de los mayores desafíos para la mujer consiste en superar ciertos obstáculos que aún persisten y perjudican a su salud. Estos impedimentos se tratan del temor, la vergüenza y los tabúes.
El desconocimiento y el temor a detectar una enfermedad como el cáncer de cuello uterino o de mamas, causan que la mujer llegue muy tarde. Tanto el Papanicolau, para el cáncer de cuello uterino, como la mamografía, para el cáncer de mamas, son estudios que invaden el pudor y que la mujer paraguaya muchas veces no se realiza por miedo o vergüenza. Se menciona que el primer lugar de muerte de mujeres por cáncer es el de mama y en segundo lugar está el de cuello uterino. En nuestro país se diagnostican tres casos de cuello uterino por día, y de este grupo el 50% fallece, registrándose 10 muertes de mujeres por semana como consecuencia de este mal y por no haberse tratado a tiempo, según los datos del Ministerio de Salud. Este cáncer lidera la lista de las 12 primeras causas de muerte en cinco años (2013-18) registradas por el Instituto Nacional del Cáncer (Incan).
Recordemos que la Ley 3803/2009 otorga licencia a las trabajadoras, dos días laborales para someterse a exámenes de papanicolau y mamografía.
No podemos dejar de mencionar a la cultura machista y la violencia en contra de las mujeres, como una de las causas de muerte femenina en nuestro país. El feminicidio que se expande como una epidemia y debería llamar la atención de todos. Según la OPS, la violencia contra la mujer sigue siendo un grave problema de salud pública en las Américas, donde una de cada tres mujeres experimenta durante su vida violencia física o sexual por parte de su pareja o violencia sexual por parte de alguien que no es su pareja, y donde 20% de las mujeres informan haber sido víctimas de abuso sexual cuando eran niñas. Las mujeres jóvenes de entre 15 y 19 años de edad son las más expuestas al riesgo de violencia física o sexual por parte de su pareja, y muchas de ellas indican que su primera experiencia sexual fue un acto que no buscaron o que les fue impuesto.
Esa violencia no solo provoca lesiones o incluso la muerte, sino que además tiene una repercusión poco reconocida en la salud reproductiva de las mujeres, que se traduce en más complicaciones en el embarazo, así como en embarazos no deseados, abortos espontáneos e infecciones de transmisión sexual (ITS), incluido el VIH. En algunos países de las Américas, los niveles de embarazo no deseado son dos a tres veces mayores en las mujeres que informan haber sufrido violencia a manos de su pareja que en aquellas que no lo hacen. La pérdida de embarazos es dos veces mayor en las mujeres que informan haber sido víctimas de violencia, en tanto que el riesgo de parto prematuro es 1,6 veces superior.
La salud materna por su parte, tomando como línea de base al año 2013, en el que 103 madres habían fallecido, se registró una disminución de la razón de mortalidad materna en un 30% al finalizar el 2017, año en el que se produjeron 78 muertes maternas. Con respecto a los recién nacidos, en el 2013 la tasa de mortalidad neonatal fue 10.6 por cada 1.000 nacidos vivos (1135muertes) y, al finalizar el 2017, se registró una disminución del 18,6%, con una razón de 8,6 muertes por cada 1.000 nacidos vivos.
Hay estudios en los que también se ha constatado que la violencia es una causa importante de mortalidad materna. La violencia infligida por la pareja fue la causa principal de muerte materna. A su vez, se comprobó que las hemorragias fueron tres veces más comunes en las embarazadas víctimas de actos de violencia. Entre 3% y 44% de las embarazadas en América Latina y el Caribe informan haber sufrido actos de violencia por parte de su pareja durante el embarazo.
Aún queda muchísimo trabajo por hacer en cuanto a educación y concientización, para poder llegar un día a la igualdad de condiciones para hombres y mujeres en el ámbito de la salud.